En esta aldea cuenta una leyenda que nació San Rosendo. Por ese motivo y por sus magníficas vistas talló el escultor Xosé Cid en una roca, un magnífico huecograbado que recuerda al fundador de Celanova. Estamos en tierras de Araújo, caballero de la Orden de Santiago.
Atributos
Coordenadas
N 41° 54.973 W 008° 01.528
UTM: 29T E 580814 N 4640933
MAPAS
DESCRIPCIÓN
Si bien el camino de comunicación hacia Santiago, como cualquier otra vía de comunicación a Compostela que se precie, mantiene una trayectoria longitudinal, el objetivo de esta propuesta será el de ir señalando puntos transversales a uno y otro lado de la vía principal, en función de la relación histórica que mantengan con la figura que define este trazado y que no es otro que Rosendo Guterres (San Rosendo)…
PISTAS
Si bien el camino de comunicación hacia Santiago, como cualquier otra vía de comunicación a Compostela que se precie, mantiene una trayectoria longitudinal, el objetivo de esta propuesta será el de ir señalando puntos transversales a uno y otro lado de la vía principal, en función de la relación histórica que mantengan con la figura que define este trazado y que no es otro que Rosendo Guterres (San Rosendo), el fundador del monasterio de Celanova, un personaje del siglo X, que fue obispo de Iria antes del surgimiento del culto al apóstol, cuyo monasterio ejerció jurisdicción a lo largo de los siglos sobre prácticamente toda la comarca del Xurés, por lo cual se mantiene todavía hoy en la memoria de sus gentes.
Así, llegados a Lobios, merece la pena tomar un primer desvío hacia las tierras de Araújo (del Señor de Araujo, Payo Rodríguez de Araujo, que fue caballero de la Orden de Santiago, y sus descendientes), en donde en otro tiempo este linaje llegó a tener una fortaleza de la que hoy queda poco más que la toponimia y la leyenda del obispo maltradado, pero que sirve como preludio para llegar hasta la aldea de A Cela, en donde algunos defienden –con poco sostén documental, es cierto- que en ese lugar fue donde nació San Rosendo, razón por la cual la fundación monacal recibió el nombre de “Cela Nova”. Aunque la historia no pasa del ámbito de la leyenda, en su recuerdo el escultor Xosé Cid realizó un hermoso bajo relieve pétreo a principios de los años 80 que merece la pena visitar, no sólo por el bajo relieve, sino por el espectacular paisaje que se puede contemplar desde allí, por la singular aldea de Cela, en donde las inmensas rocas se convierten en paredes de las viviendas, por sus gentes, por…