En estas dos composiciones poéticas, Manuel Curros Enríquez reproduce el ambiente de fiestas y romerías de esta zona geográfica de la provincia de Ourense. En el primero de ellos, el protagonista es un gaitero que enamoraba a las chicas con su dulce tocar, a la vez que también las entristecía cuando con su instrumento reproducía acordes que ayudaban a denunciar la situación de pobreza y explotación en la que vivían las gentes humildes del medio rural gallego. En la segunda, el poeta retrata el ambiente festivo de una boda tradicional gallega cuya celebración gastronómica tiene lugar al aire libre en la aldea de Einibó, situada a muy pocos kilómetros de Celanova desde la que se pueden contemplar unas hermosas panorámicas de la villa con su monasterio presidiencia toda la fachada urbana.